"México ha sido arquitecto y parte de la organización durante toda su historia y si bien su relación ha tenido puntos álgidos, la OEA no se entendería de la misma manera sin el activismo multirateral de nuestro país"[1]
Laura Angélica Rojas Hernández
Presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República
2018
 

El 5 de mayo de 1948, México se adhirió a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y ha participado de manera activa y comprometida en cada uno de los momentos clave de la gestación y construcción del sistema interamericano[2].

El multilateralismo en la región es de suma importancia para México, ya que fomenta y apoya los tres pilares fundamentales de la ONU: el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad y los derechos humanos. México debe defender y preservar los valores del multilateralismo y la cooperación internacional, que son la base de la Carta de las Naciones Unidas y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible[3].

La Organización de los Estados Americanos es el organismo regional más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington, D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890. En esta reunión, se acordó crear la Unión Internacional de Repúblicas Americanas y se empezó a tejer una red de disposiciones e instituciones que llegaría a conocerse como “sistema interamericano”, el más antiguo sistema institucional internacional[4].

Hace 69 años, la Novena Conferencia Internacional Americana constituyó la Organización de los Estados Americanos (OEA) la cual es una entidad panamericana de ámbito regional y continental creada el 30 de abril de 1948, con el objetivo de ser un foro que promueve el diálogo entre sus integrantes para la toma de decisiones consensuadas en los asuntos de interés para el continente americano, el diálogo multilateral y la integración de América[5].

Desde ese entonces, México mantiene una representación permanente y activa ante la Organización de Estados Americanos, con lo que ratifica su compromiso con la protección de los derechos humanos; la promoción y el fortalecimiento de la democracia; la cooperación para el desarrollo integral y la lucha contra la pobreza; así como el fortalecimiento de la seguridad hemisférica.

México ha contribuido al desarrollo institucional de la OEA a partir de iniciativas concretas en sus cuatro pilares[6].

  • Promover la democracia
  • Defender los derechos humanos
  • Garantizar un enfoque multidimensional de la seguridad y;
  • Fomentar el desarrollo integral y prosperidad

Como miembro de la Organización de los Estados Americanos, México tiene el compromiso de[7].

  1. Afianzar la paz y la seguridad del Continente Americano;
  2. Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención;
  3. Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de controversias que surjan entre los Estados miembros;
  4. Organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión;
  5. Procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se susciten entre ellos;
  6. Promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y cultural;
  7. Erradicar la pobreza crítica, que constituye un obstáculo al pleno desarrollo democrático de los pueblos del hemisferio, y
  8. Alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados miembros.

Todo ello, ha llevado a México a suscribir, con la región de América, diversos convenios y acuerdos cuya virtud esencial radica en el anhelo de convivir en paz y de propiciar, mediante su mutua comprensión y su respeto por la soberanía de cada uno, el mejoramiento de todos en la independencia, en la igualdad y en el derecho[8].

Algunos de los tratados regionales, firmados y ratificados por México, en materia de derechos humanos son: Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto de San José de Costa Rica", (OEA, San José de Costa Rica, 22 de Noviembre de 1969); Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales "Protocolo de San Salvador"(OEA, San Salvador, El Salvador, 17 de noviembre de 1988); Convención Interamericana para Prevenir y sancionar la Tortura (OEA, Cartagena de Indias, Colombia, 9 de diciembre de 1985); Convención Interamericana para Prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra la Mujer "Belem do Pará"(OEA, Belem do Pará, Brasil, 9 de junio de 1994); Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las personas con Discapacidad (OEA, Guatemala, 7 de junio de 1999), entre otros.

Como parte del multilateralismo, nuestro país respaldó la creación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1959 y la creación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) en 1979. Esta Comisión, emana de la Carta de Organización de los Estados Americanos, establecida en su artículo 106, y que tiene como función principal, la de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y de servir como órgano consultivo de la Organización en esta materia[9].

El último caso presentado de la CIDH a la CorteIDH sobre México, es el caso 12.229, Familiares de Digna Ochoa y Plácido, respecto de México[10], el 12 de octubre de 2019. El cual, se relaciona con la responsabilidad del Estado mexicano por la falta de debida diligencia en la investigación seguida por la muerte de la defensora de derechos humanos Digna Ochoa y Plácido.

Es importante señalar que México ha impulsado el desarrollo de instrumentos jurídicamente vinculantes, mecanismos de seguimiento y estándares en materia de derechos humanos, y se ha adherido a los mismos de los derechos fundamentales, como un ejemplo claro podemos agregar la vinculación de México con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) en 1998, cuando se reconoció la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hecho que fue considerado en el tránsito de México hacia una sociedad cada vez más democrática, abierta y respetuosa de los derechos inalienable[11].

 
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