Firma del Tratado McLane-Ocampo
“Hay que tomar en cuenta que el tratado se firmó el 14 de diciembre y el ataque por mar y tierra a Veracruz se dio el 6 de marzo siguiente. Si Juárez no hubiera firmado, la ayuda de Estados Unidos no se habría dado y el gobierno liberal habría desaparecido”.

Patricia Galeana
Historiadora

 

El 14 de diciembre de 1859 se firmó en el puerto de Veracruz, México, el Tratado McLane-Ocampo, entre Robert McLane, enviado especial del presidente estadounidense James Buchanan, y Melchor Ocampo, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno liberal presidido por Benito Juárez. Este documento está conformado por 11 artículos, además de dos convencionales que establecieron las estipulaciones necesarias para mantener el orden y la seguridad entre las dos repúblicas.

En su artículo 1 se concedía a los ciudadanos y bienes de los Estados Unidos un derecho de tránsito permanente por el istmo de Tehuantepec, ubicado entre los estados de Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas. En el artículo 3 el gobierno mexicano se comprometía a no interceder en el tránsito de las mercancías estadunidenses que circularan por el istmo, salvo aquellas destinadas a consumirse en México. Por otro lado, el artículo 5 permitía al ejército estadounidense “con el consentimiento o a petición” del gobierno de México, ayudar a la defensa de los puertos y las rutas de dicho istmo; sin embargo, “en caso excepcional de peligro imprevisto o inminente para la vida o las propiedades de ciudadanos de los Estados Unidos, quedan autorizadas las fuerzas de dicha república"[1] para obrar en su protección sin previo consentimiento.

En cuanto al artículo 7, cedía a perpetuidad el derecho de paso entre las ciudades de Camargo o Matamoros, por la vía de Monterrey hasta el puerto de Mazatlán. Finalmente, el artículo 10 estipulaba que, a manera de compensación por la pérdida en rentas con este acuerdo, el gobierno mexicano recibiría cuatro millones de pesos, la mitad de los cuales se pagarían tras la firma del tratado[2]

Las condiciones de este tratado respondían a la compleja realidad del momento en México: mientras el presidente estadounidense James Buchanan buscaba fortalecer sus políticas expansionistas, el presidente Juárez necesitaba recursos económicos para financiar la guerra contra los conservadores. Sin embargo, el acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de los Estados Unidos, debido a que este país se vio envuelto en su guerra de Secesión. Incluso, el tratado tal vez fortaleció a los estados separatistas y esclavistas del sur, contra quienes combatía el gobierno de Buchanan.

La necesidad de reconocimiento internacional y de recursos obligó a los liberales a firmar el tratado, gracias al cual el gobierno de Juárez obtendría automáticamente el apoyo militar estadounidense. Los conservadores tenían sus propios aliados –sobre todo Francia, aunque en un principio también España e Inglaterra–, y habían firmado los tratados Mon-Almonte y de Miramar, no menos onerosos que el McLane-Ocampo[3].

La historiadora mexicana Patricia Galena ha destacado la habilidad negociadora de Ocampo, quien hizo creer al agente especial William Churchwell que estaba dispuesto a vender parte del territorio para obtener el reconocimiento de los Estados Unidos, lo cual era indispensable para el reconocimiento internacional del gobierno juarista; sin él se complicaría su oficialidad a la vista de las potencias atlánticas. Una vez logrado el objetivo, los liberales se fortalecieron ante sus opositores y sus acreedores europeos[4]. Este garante implicó la retirada de Inglaterra y España, mas no así Francia y su política anexionista. Por su parte, México también mejoró su posición para buscar recursos con prestamistas particulares, estadounidenses y europeos.

En este sentido, el Tratado puede interpretarse como un acto pragmático por parte de Benito Juárez, quien pudo financiar al gobierno con el objetivo de ganarle la guerra a los conservadores un año después[5]. Al mismo tiempo, Benito Juárez sentó las bases para transformar al país a partir de su legislación liberal e intentar preservar la soberanía nacional ante las continuas amenazas del exterior.

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