partes, su epidemiología varía en función de l
a duración de la epidemia. En América del Norte y
Europa, la prevalencia de la obesidad alcanza sus
tasas más altas en los grupos con menos ingresos,
a menudo concentrados en zonas urbanas que
son auténticos «desiertos alimentarios» y donde
abundan los establecimientos de comida rápida.”
Dra. Margaret Chan
Ex Directora General de la OMS
2016
El 12 de noviembre de cada año se celebra el Día Mundial de la Obesidad, fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuyo objetivo principal es informar y sensibilizar a la población en general ―y de manera muy particular, a niñas, niños, adolescentes y jóvenes― sobre la necesidad de adoptar medidas para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad[1]
El sobrepeso y la obesidad son enfermedades. Su característica principal es la acumulación anormal y excesiva de grasa corporal. Presentan alteraciones de evolución crónica como consecuencia del desequilibrio entre la energía ingerida y el gasto de tal energía. Así, el sobrepeso y la obesidad puede ser causadas por diversos factores, como lo son la venta masiva de alimentos procesados, los bajos precios relativos por caloría en alimentos procesados y bebidas con azúcar, y la alta disponibilidad y accesibilidad de alimentos con elevada densidad energética, aunado al bajo consumo de agua, frutas y/o verduras[2]
De acuerdo a datos emitidos por la OMS, el 57% de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad causan más muertes que la insuficiencia ponderal o malnutrición. Los malos hábitos alimentarios, junto con la falta de actividad física, dan lugar a un aumento drástico de la obesidad infantil, al tiempo que los problemas de la desnutrición continúan sin resolverse[3]
Debido a lo anterior, la OMS ha creado el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades no Transmisibles 2013-2020, el cual tiene por objetivo el reducir la mortalidad y la morbilidad prevenibles, reducir al mínimo la exposición a factores de riesgo, aumentar la exposición a agentes protectores y reducir la carga socioeconómica de estas enfermedades por medio de enfoques multisectoriales promotores del bienestar, capaces de reducir la inequidad en los Estados Miembros[4]
Por otro lado, en México la omisión por décadas por parte de las autoridades federales, estatales y municipales de sus obligaciones convencionales, constitucionales y legales en materia de protección y garantía integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes, ha propiciado el incremento del sobrepeso y obesidad infantil. Esto originó la Recomendación General 39/2019 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), pues han sido vulnerados los derechos a la vida, la supervivencia y el desarrollo; de prioridad, a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral; a la protección de la salud, a la alimentación adecuada, al agua y al saneamiento; a la cultura física y al deporte, y al principio del interés superior de la niñez y adolescencia[5]
Así, la CNDH recomendó a todas las autoridades destinatarias de esa Recomendación General impulsar la suscripción de convenios entre instancias federales, estatales y municipales para atender sobrepeso y obesidad infantil; instrumentar acciones para el establecimiento de objetivos específicos y estrategias a corto plazo para la prevención, atención, control y eliminación de esos problemas; diseñar e implementar políticas públicas, programas, estrategias, procedimientos, servicios, mecanismos de cumplimiento, protección y garantía de los derechos a una alimentación adecuada y la protección de salud[6]
Aunado a lo anterior, a partir del 1 de enero de 2014, se implementó a nivel nacional un impuesto de 1 peso por litro (aproximadamente un aumento del 10% en el precio) sobre las bebidas azucaradas, destinado a reducir el consumo. Asimismo, la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, implementada en 2013, permitió la entrada en vigor, en 2015, de una medida regulatoria y limitante a diversos productos alimenticios en el mercado, las “Guías Diarias de Alimentación”, indicativas de la cantidad y el porcentaje de grasa saturada, otras grasas, azúcares totales, sodio y energía (en kcal) por el contenido total del envase, y por porción, además, de la imprecisa leyenda “% de los nutrimentos diarios” .[7]
A últimas fechas, y ante la contingencia causada por la pandemia COVID-19, al ser la obesidad una de las causas propiciatorias y facilitadoras del contagio, y del desarrollo de la enfermedad, la Secretaría de Salud, con apoyo de la Procuraduría Federal del Consumidor, han hecho mucho hincapié en combatir la obesidad y llevara a cabo una dieta sana, llegando a obligar a las empresas con alimentos “chatarra”, como comúnmente se les llama, a etiquetar sus productos en forma clara, para que el consumidor este enterado sobre los altos contenidos de azúcares, calorías y grasas. Además, pese a las objeciones y protestas de refresqueras y productores de alimentos procesados, está en marcha un proyecto para modificar los productos en venta en las cooperativas escolares, de manera que las opciones resulten más saludables y evitar, así, un poco las causas de la obesidad, que en México ha generado fuertes repercusiones a la salud y desarrollo de la población infantil.
[1] https://www.gob.mx/imjuve/articulos/dia-mundial-contra-la-obesidad-181826?idiom=es
[2] http://archivos.diputados.gob.mx/Centros_Estudio/ceameg/ET_2013/07_ESOMC.pdf
[3] https://www.who.int/features/factfiles/obesity/es/
[4] https://www.paho.org/hq/dmdocuments/2015/plan-accion-prevencion-control-ent-americas.pdf
[5] https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-10/RecGral_39.pdf
[6] https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-10/411-2019.pdf
[7] https://www.insp.mx/avisos/4771-etiquetado-alimentos-bebidas-gda.html